¿Te imaginas un citycar eléctrico capaz de evocar las mismas emociones que un deportivo compacto?
La respuesta podría estar más cerca de lo que creemos. Honda ha sorprendido a muchos con su nuevo modelo: el Honda Super-One, un prototipo que busca revolucionar nuestra percepción sobre la movilidad en entornos urbanos. Este vehículo no solo destaca por su tamaño reducido, sino que antes de finalizar este artículo, descubriremos por qué se le ha apodado el heredero emocional del Honda e.
Y ahora, aquí viene el dato que Honda no reveló en su presentación…

Un citycar eléctrico con personalidad distintiva
El Honda Super-One surge con un propósito claro: desafiar la noción de que un vehículo urbano debe ser monótono. Desde su debut en el Japan Mobility Show 2025, Honda ha dejado claro que este proyecto marca un avance significativo en su enfoque hacia la electrificación.
Este concepto se origina del Super EV presentado en el Goodwood Festival of Speed, pero ha evolucionado hacia algo más maduro, con un enfoque emocional y listo para la producción. Notablemente, Honda lo desarrolla sobre la plataforma de la serie N, reconocida por su eficiencia y ligereza, lo que representa una ventaja considerable para un modelo destinado a la ciudad.
Esta base técnica permite un manejo más dinámico. Sin embargo, su diseño introduce un carácter completamente diferente al de los kei-cars convencionales. Los ingenieros han diseñado una postura más baja y ancha, haciendo que este urbano parezca ansioso por disfrutar de cada curva.
Un estilo con alma deportiva
La apariencia del Super-One quiebra esquemas desde el primer vistazo. Sus pasarruedas ampliados, las llantas de gran tamaño y la postura decidida le dan un aire casi de hot-hatch eléctrico, algo poco habitual en un segmento donde la sobriedad predomina.
Honda ha denominado esta filosofía “e: Dash Booster”, un lenguaje visual que busca hacer que la experiencia de conducción diaria sea más emocionante. La marca desea que el usuario no solo experimente movilidad, sino que sienta emociones, reacciones sensoriales y esa chispa que ha caracterizado a sus modelos más emblemáticos.
Esta identidad se complementa con detalles aerodinámicos meticulosamente diseñados. Observamos un alerón trasero funcional, entradas de aire estilizadas y una silueta que equilibra a la perfección eficiencia y dinamismo. Aunque su tamaño es compacto, su presencia es notablemente robusta.
El modo Boost: una sorpresa que transforma la experiencia eléctrica
Uno de los aspectos más destacados del Honda Super-One es su modo Boost, exclusivo para este modelo.
Al activarlo, el vehículo altera su personalidad. No se trata únicamente de un incremento temporal en potencia. Honda ha integrado un sistema que simula una transmisión de 7 marchas, junto a un Active Sound Control que emite un sonido similar al de un motor de combustión, todo esto proveniente de un conjunto eléctrico.
El resultado es una experiencia multisensorial. La iluminación interna cambia, la instrumentación se activa y el sonido acompaña la aceleración como si estuvieras al volante de un deportivo compacto clásico. Honda no pretende engañar a sus usuarios; aspira a ofrecer una transición emocional entre dos eras: la del motor de combustión y la del futuro eléctrico.
Este sistema es una clara declaración de intenciones. Sugiere que el placer de conducir no debe desvanecerse en la electrificación, sino que debe transformarse.

Un interior tecnológico y deportivo
Al ingresar, el Super-One continúa la misma filosofía que se aprecia en su exterior. Encontramos asientos tipo bucket que ofrecen un soporte excepcional para un modelo urbano, acompañados de una paleta de colores en negro, blanco y gris que refuerza la sensación de modernidad.
La marca ha optado por un diseño más limpio en comparación con el Honda e, evitando el despliegue excesivo de pantallas que caracterizaba a ese modelo. En su lugar, presenta una pantalla central amplia, bien integrada, junto a controles intuitivos que simplifican la experiencia.
La eliminación de elementos innecesarios permite una cabina más centrada en la conducción. Este interior transmite la idea de que el Super-One no es un simple juguete tecnológico, sino una herramienta urbana con una clara inclinación deportiva.

Un urbano eléctrico con el ADN de kei-car evolucionado
A pesar de que Honda aún no ha revelado las especificaciones técnicas de su sistema de propulsión, ha confirmado un aspecto crucial: el modelo de producción se basará en la versión eléctrica del N-One e. Esto indica que priorizará la eficiencia y la maniobrabilidad, dos aspectos vitales para la vida cotidiana en la ciudad.
La elección también sugiere que mantendrá un peso ligero y una batería optimizada para trayectos urbanos. Esto no implica limitaciones, sino inteligencia en el diseño. Un citycar eléctrico no necesita autonomías desmesuradas para cumplir su función. Lo que realmente se requiere es dinamismo, facilidad de recarga y una plataforma fiable.
Y el Super-One parece estar diseñado precisamente para lograr ese equilibrio.
Estrategia global y lanzamiento en el mercado
Honda ha anunciado que el Super-One se lanzará al mercado en 2026, comenzando en Japón. Posteriormente, se expandirá a otros países asiáticos, así como a Oceanía y el Reino Unido, donde llevará el nombre Super-N.
Esto demuestra la intención de Honda de posicionarlo como un modelo global, incluso si mantiene el diseño de kei-car. La marca busca que su propuesta eléctrica urbana llegue a ciudades donde el tráfico, la eficiencia y la sostenibilidad son fundamentales en el día a día.

El porvenir del citycar deportivo eléctrico
El Honda Super-One no es simplemente un prototipo más. Representa un mensaje contundente: la movilidad eléctrica puede ser emocionante. La marca japonesa entiende que el futuro no debe ser silencioso ni monótono, sino vibrante y lleno de carácter.
Este modelo representa una evolución natural del Honda e, conservando su esencia urbana, pero dotándolo de una personalidad más atrevida. Lo fascinante es que Honda no sacrifica eficiencia por diseño, ni diseño por tecnología. En su lugar, encuentra un equilibrio que redefine lo que un citycar eléctrico puede ofrecer.



