¿Alguna vez te has preguntado si esos vehículos que prometían ser la solución “verde” hacia la movilidad sostenible están emitiendo tanta contaminación como un coche de gasolina? Lo que se creía una alternativa viable, los híbridos enchufables (PHEV), podría resultar ser un mero espejismo ecológico. Recientes informes de Transport & Environment (T&E) han destapado una verdad incómoda: estos automóviles, en condiciones reales de uso, emiten mucho más CO₂ de lo que las marcas afirman. Esto transforma completamente la visión sobre la transición hacia energías más limpias.
Desmitificando la limpieza de los híbridos enchufables
Durante varios años, los híbridos enchufables se presentaron como la opción perfecta para quienes deseaban reducir sus emisiones sin desistir del motor de combustión. Sin embargo, la investigación de T&E, que abarca datos de 800.000 vehículos entre 2021 y 2023, pone en entredicho esta creencia.
Los hallazgos indican que los PHEV generan 135 g de CO₂ por kilómetro, lo que representa solo un 19 % menos que los automóviles de gasolina o diésel, los cuales tienen un promedio de 166 g/km. En pruebas de laboratorio, estos mismos vehículos presumían de cifras espectaculares de apenas unos gramos. La disparidad entre lo que se prometía y la realidad ya no es un simple detalle: es una diferencia que multiplica por 4,9 veces las emisiones homologadas.
En resumen: lo que se registra en los documentos y lo que realmente sucede en la carretera son dos realidades muy distintas.

La falsa imagen del uso eléctrico
Aquí radica el verdadero problema. Las evaluaciones oficiales suponen que los híbridos enchufables operan el 84 % del tiempo en modo eléctrico. Sin embargo, en la realidad, este porcentaje se desploma hasta un 27 %. Esto implica que durante la mayor parte del trayecto, el vehículo utiliza su motor de combustión, no el eléctrico.
¿A qué se debe esta discrepancia? Principalmente, muchos usuarios no recargan sus automóviles con la regularidad necesaria. Además, incluso en modo eléctrico, el motor de combustión se activa automáticamente en pendientes o a altas velocidades. Así, un PHEV que debería funcionar “sin emisiones” termina consumiendo 3 litros cada 100 km y emitiendo 68 g de CO₂/km incluso en su supuesto modo ecológico.
El impacto económico: más gastos de lo esperado
El engaño no solo se manifiesta en términos ambientales, sino también en el aspecto económico. En promedio, el consumo real de los PHEV implica un gasto adicional de alrededor de 500 euros al año en comparación con lo que sus especificaciones técnicas prometen.
Por otra parte, su costo promedio en Europa se sitúa en aproximadamente 55.700 €, que es 15.200 € más que un vehículo eléctrico puro (BEV). Esto hace que la expectativa de ahorro se desmorone de manera rápida. Lo que parecía ser un “balance” entre eficiencia y autonomía, se convierte en una inversión más costosa y menos sostenible.
Los fabricantes y sus ganancias desproporcionadas
Mientras los conductores enfrentan costos más altos, los fabricantes están obteniendo beneficios. T&E estima que la subestimación de emisiones ha permitido a las marcas ahorrar más de 5.000 millones de euros en multas entre 2021 y 2023. Gracias a las cifras infladas en laboratorio, muchas empresas lograron cumplir de manera artificial con los límites de CO₂ impuestos por la Unión Europea.
Sin embargo, esta ventaja no ha sido inocente. La organización calcula que se emitieron decenas de millones de toneladas adicionales de CO₂ en comparación con lo que los datos oficiales reflejan. En otras palabras, los híbridos enchufables han servido para embellecer los resultados de la industria, a expensas del medio ambiente.
Marcas con más contradicciones: el caso de Mercedes-Benz
Las variaciones entre fabricantes son impactantes. En 2023, Mercedes-Benz lideró el ranking con un exceso medio de emisiones del +494 % en comparación con lo homologado. Su modelo GLE PHEV alcanzó un sorprendente +611 %. Otros grandes grupos se situaron entre el +300 y el +400 %.
Curiosamente, la tendencia a aumentar la autonomía eléctrica no siempre produce mejores resultados. A mayor tamaño de batería, mayor es el peso total del vehículo, lo cual incrementa el consumo y las emisiones de CO₂. Los modelos con más de 75 km de autonomía eléctrica resultaron, de hecho, más contaminantes que aquellos con un rango de entre 45 y 75 km.
Estrategias para mejorar el rendimiento de los PHEV
El informe de T&E sugiere una solución concreta: los motores eléctricos deberían tener al menos el doble de potencia que los motores de combustión para garantizar un uso realmente eléctrico. Sin embargo, actualmente, ningún modelo de la muestra cumple con este criterio.
Esto explica por qué muchos híbridos enchufables dependen tanto de su motor de combustión. Al carecer de suficiente potencia eléctrica, recurren continuamente al combustible, incluso en trayectos donde deberían operar solamente con batería.

Nuevas regulaciones europeas en el horizonte
La Comisión Europea ya ha tomado cartas en el asunto. A partir de 2025 y 2027, se implementarán nuevos factores de utilidad que reflejarán mejor el uso real de la parte eléctrica. Estos ajustes disminuirán la discrepancia entre las cifras oficiales y las reales, aunque no la eliminarán por completo.
Sin embargo, el desafío sigue siendo colosal. Con la prohibición de la venta de vehículos de combustión para 2035, Europa no puede permitirse vacíos en su estrategia. Si los híbridos enchufables no cumplen sus promesas, podrían convertirse en un obstáculo en lugar de un aliado en el camino hacia las cero emisiones.
La responsabilidad del conductor: la importancia del enchufe
Más allá de la regulación, los conductores también tienen su parte de responsabilidad. Un PHEV solo cumple su función ecológica si se recarga diariamente. Si no se conecta con frecuencia y se utiliza para trayectos largos o a velocidades elevadas, las ventajas se desvanecen por completo.
Planificar las recargas, aprovechar recorridos urbanos y mantener un estilo de conducción suave puede marcar una gran diferencia. Pero si se utiliza como un coche convencional, la tecnología híbrida enchufable se convierte en poco más que un distintivo verde.
Reflexiones sobre el futuro: ¿transición o distracción?
La discusión sobre los híbridos enchufables va más allá de las cifras. Representan una fase de transición que debería llevarnos a la electrificación total. Sin embargo, los datos actuales nos llevan a cuestionar si esta transición no está desvió recursos y tiempo valiosos hacia una tecnología que no cumple con su promesa.
La presión climática y la necesidad de reducir las emisiones efectivas nos obligan a replantear nuestras estrategias. Europa, los fabricantes y los usuarios deben comprometerse más decididamente con vehículos eléctricos puros o soluciones de movilidad verdaderamente sostenibles.
Los híbridos enchufables, en teoría, eran la pasarela hacia el futuro. En la realidad, podrían estar actuando como un lastre que nos frena en el camino hacia la descarbonización.




