¿Sabías que a partir de 2026 se volverá más complicado adquirir un vehículo con cinco estrellas de seguridad en América Latina? Las modificaciones que está implementando Latin NCAP transformarán el proceso de evaluación de automóviles y podrían marcar un cambio significativo en el sector automotriz de la región. La pregunta fundamental es: ¿están preparadas tanto las marcas como los consumidores para este aumento en los estándares?
En este artículo, analizaremos detalladamente qué implica el nuevo protocolo de Latin NCAP, cuáles son los cambios más destacados, cómo influirán en los fabricantes y compradores, y el motivo detrás de estas iniciativas que buscan alinearse con los estándares de Europa y Asia.
Latin NCAP: ¿qué es y cuál es su relevancia?
Latin NCAP es el Programa de Evaluación de Vehículos Nuevos destinado a América Latina y el Caribe. Su objetivo principal es evaluar la seguridad de los automóviles nuevos a través de simulaciones de colisiones, análisis de la protección de los ocupantes y, más recientemente, la revisión de sistemas avanzados de asistencia al conductor.

Hasta ahora, el enfoque había estado centrado en la biomecánica del impacto: cómo un vehículo puede soportar un choque frontal o lateral y el nivel de protección que ofrece a los ocupantes. Sin embargo, la seguridad actual va más allá de simplemente resistir accidentes; también se enfoca en prevenirlos.
Actualización del protocolo: 2026 – 2029
El organismo anunció que, a partir de 2026, comenzará a implementar un nuevo protocolo que se mantendrá hasta 2029. Este nuevo enfoque se alineará con los NCAP de Europa, Asia y Oceanía, con el objetivo de reducir la brecha tecnológica existente en América Latina.
El cambio más significativo será que el sistema no se limitará a las pruebas de colisión. También se tomarán en cuenta aspectos como:
- Prevención activa de accidentes
- Monitoreo del conductor
- Gestión post-accidente
Esto implica que los fabricantes no podrán limitarse a ofrecer una carrocería robusta con múltiples airbags; deberán integrar tecnologías de asistencia electrónica avanzadas si desean alcanzar las deseadas cinco estrellas.
Nuevas exigencias tecnológicas mínimas
Y aquí viene el desafío más considerable: Latin NCAP establecerá porcentajes mínimos de disponibilidad tecnológica para cada modelo en venta. Esto significa que no será suficiente con ofrecer un sistema en la versión más costosa; deberá estar disponible en una proporción significativa de las unidades comercializadas.
Requisitos específicos:
- Frenado automático de emergencia (AEB): deberá estar presente en el 70% de las ventas y disponible como opción independiente. Este sistema identifica vehículos, peatones y ciclistas para prevenir colisiones.
- Asistente de mantenimiento de carril (LSS): con el mismo requisito que el AEB, también con un 70% de cobertura.
- Asistente inteligente de velocidad (ISA): obligatorio en al menos el 50% de las ventas.
- Monitoreo del conductor (DMS): requerido en un 50%, esencial para evitar distracciones o somnolencia.
- Detección de presencia de niños (CPD): también debe estar en el 50% de las unidades.
- eCall: sistema de llamada de emergencia automático, presente en al menos 30% de las ventas y disponible como opción en el resto.
Este nuevo enfoque representa un verdadero desafío en un mercado tan sensible al costo como el latinoamericano.

Cambios en las pruebas dinámicas
No solo la tecnología sufrirá alteraciones; las evaluaciones físicas también serán renovadas. Latin NCAP introducirá:
- Impactos laterales más realistas, simulando colisiones de mayor intensidad y enfocándose en la protección de los ocupantes traseros.
- Nuevos maniquíes infantiles que representen a niños de mayor tamaño, evaluando un rango más extenso de situaciones familiares.
Con estas iniciativas, los fabricantes deberán reforzar la estructura de sus vehículos y mejorar los sistemas de retención infantil.
Peatones y ciclistas: de “lesionar menos” a “prevenir la colisión”
Uno de los cambios más significativos es la protección de los usuarios vulnerables. Antes, el objetivo era minimizar el daño en caso de atropello; ahora, el enfoque es evitar que ocurra el accidente.
Esto aumenta la relevancia de tecnologías como el AEB con detección de peatones y ciclistas, que será evaluado con mayor rigor. Cuanto más efectivas y completas sean estas tecnologías, mejor será la calificación del vehículo.
Impacto en los fabricantes
Los fabricantes de automóviles en América Latina se enfrentarán a un dilema complicado. Por un lado, la necesidad de actualizar su oferta tecnológica; por otro, la obligación de mantener precios competitivos en una región donde el costo es un factor determinante en la compra.
Marcas globales como Volkswagen, Kia o Mitsubishi, que ya están implementando tecnologías avanzadas en otros mercados, tendrán que acelerar la introducción de esas versiones en la región. Las marcas de bajo costo, en cambio, podrían quedar atrás si no logran cumplir con los nuevos estándares establecidos.
Implicaciones para los consumidores
Para los compradores, esta noticia presenta dos perspectivas. Por un lado, tendrán acceso a vehículos más seguros, con sistemas que hasta hace poco eran exclusivos de automóviles de alta gama. Por otro lado, es probable que se observe un incremento en los precios de los modelos más accesibles.
A pesar de esto, a largo plazo, esta transición traerá un beneficio indiscutible: un menor número de accidentes graves y víctimas fatales en las carreteras de América Latina.

Hacia un estándar global en seguridad
La implementación de este protocolo tiene como objetivo acercar a la región a mercados que ya superan en seguridad, como Europa. Allí, sistemas como el AEB, el LSS o el ISA son parte del equipo básico en la mayoría de los vehículos nuevos.
En resumen, se está reduciendo la brecha. Aunque el camino será desafiante, los usuarios latinoamericanos finalmente tendrán acceso a niveles de protección comparables a los de países más desarrollados.
El nuevo protocolo de Latin NCAP 2026 exigirá a los fabricantes ofrecer más tecnologías de asistencia y protección activa para alcanzar las cinco estrellas. Esto incluye frenos automáticos, asistencia de carril, monitoreo del conductor y sistemas de rescate, además de realizar pruebas más realistas para ocupantes, peatones y ciclistas.