En las últimas décadas, el petróleo se estableció como el líder indiscutible en el sistema energético global. Sin embargo, hemos presenciado un cambio significativo e irreversible. En 2024, por primera vez, su participación en el mercado energético cayó por debajo del 30%, un hito que ha hecho sonar las alarmas en la industria petrolera. ¿La razón principal? La rápida expansión de la electrificación del transporte, que ya está teniendo un notable efecto en la demanda de combustibles tradicionales.
El petróleo en declive: un cambio inevitable
Durante gran parte del siglo XX y los inicios del XXI, el petróleo dominó el panorama energético, llegando a representar hasta un 46% de la demanda global. Sin embargo, los datos más recientes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) indican que esta cifra ha caído por debajo del 30% en 2024, gracias a la creciente popularidad de los vehículos eléctricos.

Las cifras son claras:
- La demanda global de petróleo solo aumentó un 0,8% en 2024, en comparación con el 1,9% de 2023.
- Las ventas de vehículos eléctricos crecieron más de un 25% el año pasado.
- Actualmente, uno de cada cinco vehículos vendidos a nivel mundial es eléctrico.
- China y Europa están a la vanguardia de esta transformación, disminuyendo de manera notable el consumo de diésel y gasolina.
Con esta tendencia, la transición energética está dejando de ser una mera proyección y se está convirtiendo en una realidad palpable.
China y Europa: protagonistas en la disminución del consumo de combustibles
China ha asumido el liderazgo en la electrificación del transporte, estableciendo un modelo que influye directamente en la demanda de petróleo. Sus políticas de incentivos, la expansión acelerada de la infraestructura de carga y el aumento en la producción local de vehículos eléctricos son fundamentales para este cambio de paradigma.
Europa, aunque a un ritmo más pausado, también está viendo un crecimiento notable en su flota eléctrica, lo que impacta el consumo de combustibles fósiles. Un informe de la energética alemana E.On proporciona datos interesantes:
- Alemania cuenta con 1,4 millones de autos eléctricos, lo que reduce el consumo de combustibles en 1.100 millones de litros anuales.
- Esto ha contribuido a evitar la emisión de 3,4 millones de toneladas de CO2 cada año.
- La electricidad utilizada para alimentar esta flota genera aproximadamente 2,5 millones de toneladas de CO2, pero gracias a la transición energética y al crecimiento de las energías renovables, esta cifra está disminuyendo.
Estos hallazgos respaldan lo que muchos expertos anticipaban: el vehículo eléctrico está disminuyendo de manera significativa el consumo de petróleo.

¿Exceso de petróleo en 2025? El desafío de la industria
La desaceleración en la demanda del transporte terrestre no es la única preocupación que enfrenta la industria petrolera. Según la AIE, una combinación de aumento en la producción y disminución en el consumo podría resultar en un exceso de oferta en 2025, estimado en 600.000 barriles diarios.
Los factores que podrían contribuir a este superávit son:
- Aumento de la producción en EE.UU., que continúa siendo un actor clave en el mercado energético global.
- Menor recorte de producción por parte de la OPEP+, lo que podría inundar el mercado con más barriles de los necesarios.
- Condiciones económicas desfavorables, incluidas políticas comerciales que pueden desacelerar el crecimiento de la demanda global.
Este escenario ya se refleja en los mercados financieros, con una caída del 3% en los futuros del crudo Brent en lo que va del año, generando incertidumbre sobre el futuro del sector petrolero.
La electricidad avanza: una demanda en crecimiento constante
Mientras que la demanda de petróleo se estanca, la electricidad sigue en ascenso. En 2024, el consumo energético global creció un 2,2%, superando la media del 1,3% en la última década.
Las energías renovables y el gas natural están satisfaciendo gran parte de esta demanda creciente, lo que indica un claro avance hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Algunas razones que están impulsando esta transformación incluyen:
- El aumento en la capacidad instalada de energías eólica y solar.
- Mejoras en las baterías y en el almacenamiento de energía, lo que optimiza el uso de electricidad.
- Políticas gubernamentales que fomentan la electrificación del transporte y la industria.

Un futuro eléctrico: ¿qué podemos anticipar?
Si la tendencia actual persiste, en pocos años el petróleo podría perder su posición preeminente en el panorama energético global. Aunque aún queda un largo camino por recorrer, la dirección es evidente:
- El crecimiento de los vehículos eléctricos: Con precios en descenso, mayor autonomía y una infraestructura de carga en expansión, la adopción de vehículos eléctricos seguirá acelerándose.
- Menor dependencia del petróleo: La electrificación del transporte continuará reduciendo la necesidad de combustibles fósiles.
- Incremento de las energías renovables: A medida que avanzamos hacia una economía con bajas emisiones de carbono, la producción de electricidad limpia seguirá creciendo.
El panorama está cambiando y las empresas petroleras son conscientes de ello. Por esta razón, muchas están diversificando sus operaciones hacia hidrógeno, energías renovables y captura de carbono. Porque una cosa es segura: el futuro no es fósil, es eléctrico.